Acerca de "Por Otra Cuba"
DEMANDAMOS AL GOBIERNO CUBANO:
En este blog hablaremos de la actualidad cubana. Ayudaremos a interpretar lo que sucede en Cuba y trataremos de explicar por qué es tan necesaria la democratización de la isla.
La vieja discusión entre el intelectualismo y los que abogan por la acción se ha instaurado en la disidencia cubana. Esta divergencia existió ya entre los socialdemócratas rusos, a principios del pasado siglo, en los albores de la revolución bolchevique. La experiencia nos dice que cuando se genera un movimiento renovador los protagonistas siempre tienen distintos enfoques, unos abogan por las tácticas intelectualista y otros piensan que las condiciones ya están maduras para comenzar la acción.
El intelectualismo no es el mero hecho de analizar y conceptualizar la realidad circundante, nos proporciona, a través del conocimiento, los instrumentos necesarios para transformar dicha realidad. El intelectualismo no contradice ni está reñido, per se, con las tendencias que preponderan la acción práctica. Las dos posiciones se nutren y se compensan, ambas bien coordinadas llevan in ciernes el fin del régimen. La acción práctica bien planificada, podríamos decir, es el culmen del intelectualismo. El intelectualismo inmovilista es mera contemplación y la acción sin intelectualismo es pura temeridad. Para que se produzca el cambio hacia la democracia las fuerzas renovadoras necesitan coordinar un plan estratégico de acción donde se contemplen todos los escenarios de la lucha pacífica y todos los pasos a seguir.
Yo admiro y respeto profundamente a Las Damas de Blanco porque son las únicas en Cuba que con una táctica simple han puesto en aprieto al régimen totalitario. Ellas no preguntan sobre ideologías, saben que solo la acción constante, la demostración permanente de su descontento evidencia la opresión existente.
Las Damas de Blanco son invulnerables a la penetración de la Seguridad del Estado porque su programa es transparente y consiste en manifestar su malestar en público. No hay otra hoja de ruta, para ser Dama de Blanco no hay que conspirar, sólo manifestarse cada fin de semana contra la existencia de presos políticos. Los infiltrados de la Seguridad del Estado -con certeza existen allí dentro- no tienen más remedio que salir en procesión a las calles con el resto y, por lo tanto, cumplir con el único plan táctico de la organización, para los ciudadanos todos los que se manifiestan son disidentes, o un cubano descontento y por tanto será visto como un símbolo de resistencia. Cada vez que estas pacíficas mujeres son reprimidas, el pueblo visualiza la naturaleza del régimen, incluso, los propios agentes de la Seguridad del Estado se harán muchas preguntas, ellos también son parte de ese valeroso pueblo y, por ende, víctimas dobles de la dictadura, porque sufren y proporcionan sufrimiento a sus propios hermanos.
Cualquier organización disidente para saber cuan eficaz es su actividad debería desplegar sobre una mesa su plan estratégico y responderse a la pregunta ¿con esto podemos derrocar al régimen? La respuesta nos ayudará a llegar a la conclusión de que tenemos que coordinar con otros grupos disidentes y entre todos involucrar al pueblo. Ni las Damas de Blanco por si solas, ni el Proyecto Varela, ni Arco Progresista, ni Yohani con su web, ni el Movimiento de Opción Alternativa, ni el Movimiento Libertad y Democracia, ni Martha Beatriz Roque, ni el Comité Cubanos Proderechos Humanos, ni la Fundación Lawton de Derechos Humanos, cumpliendo su plan punto por punto no podrán cambiar la realidad cubana, si no coordinan sus actividades en un plan estratégico.
El tejido de organizaciones disidentes es amplio y variado, no existe rincón de la isla donde no se cuenten por cientos los grupos opositores. Pero todos, a decir verdad, están penetrados por los agentes de la Seguridad del Estado. Para evitar el impacto de la actividad del régimen en estos grupos, la solución más sabia es la transparencia y la coordinación. Y mejor aun, sería convertir a los propios agentes del régimen en nuestros máximos colaboradores. ¿Cómo se hace? De diversas formas, que los disidentes tengan que interactuar con la ciudadanía, solidarizándonos con sus causas, sus problemas, sacando a la luz nuestros símbolos, manifestándonos planificadamente. Tendríamos que preguntarnos: ¿Vamos a atentar contra algún policía? ¿Vamos a disparar a algún dirigente? ¿ Vamos a cometer actos terroristas? ¿Vamos a asaltar algún cuartel del ejercito? ¿ Vamos a alzarnos en armas contra el régimen? Si las respuestas a estas preguntas son negativas, entonces hemos llegado a la conclusión siguiente: no tenemos nada que ocultar, no tenemos por qué conspirar. Defender los Derechos Humanos además de ser un honor, debe ser un acto visible y transparente. Aspirar que el pueblo sea libre y dueño de su destino debería ser visible y transparente. Denunciar las injusticias que comete el tirano contra la ciudadanía debe ser un acto visible y transparente. Sólo así, se puede construir una verdadera oposición que aspire a aglutinar en su entorno al pueblo, el único capaz de hacer cambiar la penosa realidad de Cuba.
Ser disidente, por tanto, no es conspirar, sino actuar para los cubanos y con los cubanos. Entender que el secretismo nunca ha sido nuestro aliado, al contrario, es alidado del régimen que hace que nos temamos los unos de los otros. A los cubanos nos interesa saber quienes sufren, quienes son las víctimas, de dónde emana la injusticia para que el conjunto de ciudadanos pueda entender que existe una parte de la sociedad organizada y preparada para guiarnos por el camino hacia la victoria. Los ciudadanos identificarán ese nosotros dispuestos a cambiar la horrible realidad de Cuba.
Ha llegado el momento de la acción planificada, de salir de los tolerados estrecho márgenes. Salir del mero intelectualismo de la mano de los intelectuales comprometidos, planificando cada paso de la lucha pacífica. Se pueden coordinar actividades, por ejemplo, pararnos a una hora determinada en la puerta de nuestros hogares con nuestro hijos en silencio. Reunirnos todos, por ejemplo, en el parque de nuestro barrio a la hora del noticiero. Evidenciando de esta manera el rechazo a la manipulación, mostrando, entre iguales, el descontento. Podríamos convertir la música tema del noticiero en la señal que nos indique el comienzo de acción: algo tan sencillo como ir al parque más cercano y reunirnos en silencio todos los días. El régimen no tiene capacidad para reprimirnos a todos a la vez. Y si lo hace, movilizará, el mismo, la conciencia nacional. Podríamos en estas reuniones leer los versos de Nicolás Guillen : “....No sé por qué piensas tú soldado que te odio yo, si somos la misma cosa tú y yo......” repetirlo hasta la saciedad. Al fin y al cabo, todos somos víctimas de la dictadura, los policías también son víctimas del régimen.
Las manifestaciones pueden ser diversas, pintar una paloma blanca en la pared de nuestras casas como muestra de descontento y reprobación. Así veremos cuántos somos nosotros, saquemos a la calle el poder de la mayoría, sin violencia, con amor, por nuestros hijos, por nosotros mismos, por nuestra dignidad.
El rol de las organizaciones disidentes deberá ser estar preparadas y coordinadas para encabezar estos actos que no deben ser espontáneos. Los grupos disidentes deberían utilizar sus infraestructuras a través de toda la isla para dar a conocer a los ciudadanos los hechos acontecidos mostrándoles las experiencias para las siguientes manifestaciones. Los disidentes deberían alentar a los cubanos a luchar por su futuro y mantener este espíritu hasta que se produzca el inevitable cambio.
Tenemos que manifestarnos, nadie en el mundo nos va a dar nada porque nos dediquemos a quejarnos de cómo vulneran nuestros derechos. El camino nos lo han indicado, fuera de Cuba, las exitosas movilizaciones del norte de Africa, y dentro en la isla, las Damas de Blanco quienes valientemente salen a caminar en silencio, sin permiso, armadas de una sonrisa y un gladiolo blanco demostrando ser más fuerte que todos los medios que poseen y gastan los esbirros de la Seguridad del Estado. Esta es la mejor muestra que una pequeña acción constante combinada de los grupos disidentes es la mejor arma que haría volar por los aires cincuenta años de miedo y dictadura. Somos muchos, tan sólo tenemos que ponernos en marcha, exhibir y repetir nuestro descontento hasta la saciedad. Pero no podemos hacerlos sin coordinación, se necesita una estrategia global de los grupos disidentes y pasos tácticos transparentes que nos ayuden a alcanzarla.
Estimados amigos:
Es para mí un placer y un honor estar aquí con ustedes en la inauguración de este Instituto de Pensamiento La Rosa Blanca. Ahora no puedo más que recordar al artífice de todo esto, el señor Rafael Díaz Balart, quien dedicó toda su vida y obra a la nación cubana. Rafael siempre hizo mucho hincapié en lo que, según él, era uno de los principales problemas de Cuba, las relaciones raciales. Por eso es para mí - repito- un grandísimo honor que Lincoln Díaz Balart me haya invitado a conversar de forma breve de un tema tan importante, que sin embargo, a lo largo de la historia ha estado rodeado de un halo de tabú.
Cuba, por definición, es un país mestizo donde conviven dos razas desde hace más de cuatro siglos. Aunque, originalmente, una raza representaba al poder colonial y la otra a los esclavos arrancados de África, con el transcurso del tiempo, estas razas tan diferentes conformaron al cubano actual, integrado en una sociedad multirracial, con cultura, idioma y costumbres propias.
En 1868 cuando Carlos Manuel de Céspedes comenzó la Guerra de Liberación, la población de la isla alcanzaba aproximadamente un millón y medio de habitantes - 70 por ciento blancos y el 30 por ciento negros. Y es significativo el dato de que, al final de la contienda, el 70 por ciento de los soldados del ejército mambí eran negros, así como el 40 por ciento de los generales.
Antonio Maceo, Guillermón, Moncada, Quintín Banderas, Manuel Delgado, por sólo citar algunos, representan el espíritu que caracterizó la lucha por la liberación. El mayor aporte en vidas y esfuerzo lo realizaron los cubanos negros, en ese anhelo de alcanzar el último aspecto que faltaba para consolidar la nación cubana: la independencia de la patria.
Tras la firma del tratado de París, donde España reconoce la derrota en su contienda contra Estados Unidos, los norteamericanos intervienen en Cuba y con ello, la situación de la población negra empeora . Los siguientes gobiernos de Estrada Palma y José Miguel Gómez no hacen nada por solucionarlo.
Durante los primeros gobiernos de la República los negros perdieron lo que habían conquistado en el campo de batalla luchando contra la metrópolis española. Los anexionistas se dedicaron a levantar el miedo a la revolución negra en la isla para negar los derechos a los cubanos afrodescendientes. El descontento de los negros fue la causa de la creación del Partido Independiente del Color por Evaristo Estenoz con el fin de participar en las elecciones de 1908. Este partido fue el embrión del levantamiento negro en Cuba que entró en la historia como la Guerra del Color de 1912, rebelión que fue sofocada sangrientamente en algo más de dos meses con el terrible saldo de 3000 compatriotas muertos.
Aunque en la República la situación del negro mejoró, no podemos afirmar que se igualó a su compatriota blanco. Ya en la Constitución de 1940 se proclama la igualdad racial. En esta época los negros se protegen organizando sociedades de socorro y beneficencia como la Unión Fraternal, el club social Buena Vista, La tropical. Estas organizaciones les permitieron a muchos acceder a la educación y a puestos de trabajo vedados hasta entonces a los de su raza.
El Partido Socialista, legal en esa época, influyó en la mejora de las condiciones de los obreros y en particular de los negros. Muchos dirigentes sindicales negros militaron en sus filas y desde allí representaron a la clase obrera cubana. Por mencionar algunos nombres Jesús Menéndez, Aracelio Iglesias, Blas Roca y Lázaro Peña comenzaron su andadura política dentro del Partido Socialista de Cuba.
En la Cuba actual el problema negro no se ha resuelto ni mucho menos. A pesar de que el discurso oficial afirma que en la isla, después del triunfo de la Revolución, se eliminó el racismo, la verdad es que los negros ocupan el ultimo nivel de la escala social. El propio Fidel Castro, a raíz del III congreso del Partido Comunista, reconoce que existen muchos indicios de discriminación en la sociedad y propone una especie de discriminación positiva para que los negros accedan a parcelas de poder solamente reservadas para sus revolucionarios compatriotas blancos. Esta discriminación positiva apenas repercutió en la sociedad. Los criterios del color siguieron predominando a la hora de seleccionar cuadros dirigentes, gerentes de firmas, embajadores, miembros del comité central. En este mismo período la población penal cubana es en su gran mayoría negra, los índices de fracaso escolar inciden más en los alumnos negros, las familias negras son las más desestructuradas, los habitantes de los barrios marginales siguen siendo mayoritariamente negros y así un largo etc de ejemplos.
Los cubanos, con la Revolución, se han convertido en ciudadanos de segunda, sin derechos ni libertades, y el problema negro continua intacto, con el agravante de que no existen canales para reparar esta injusticia. Incluso, se da la paradoja de que los negros son llamados constantemente a agradecer la obra de la Revolución bajo el argumento de que por primera vez en al historia son verdaderamente libres y son amenazados con el fantasma del miedo a que regresen los cubanos de Miami con su racismo burgués.
No obstante a esto, muchos de los grupos disidentes cubanos son encabezados por líderes negros. El doctor Oscar Elías Bisset, Vladimiro Roca, Guillermo Fariñas, Manuel Cuesta Morúa, Berta Soler, Jorge Luis García Pérez, Antúnez, entre otros, representan a los líderes opositores negros que heroicamente se enfrentan a la dictadura castrista en favor de los derechos humanos y la democracia.
El rap cubano, negro y contestatario, es una de las pocas manifestaciones culturales que dentro de Cuba ha logrado señalar abiertamente a la dictadura como la causa de las desgracias de la isla. Grupos como Los Aldeanos y Eskuadrón Patriota prestan sus gargantas para ponerle ritmo al malestar colectivo de la juventud cubana.
Es bueno señalar, y en esto deberíamos enfatizar en este Instituto que ahora creamos, que no habrá igualdad de oportunidades, ni derechos, ni libertades para nadie en Cuba hasta que no se establezca en la isla un gobierno democrático, que se someta al Estado de Derecho. Por tanto, la labor fundamental de todos los comprometidos con el futuro de la isla, será aunar esfuerzos y voluntades para luchar por derrocar a la dictadura y así establecer un marco donde todas las diferencias sociales se puedan solventar democráticamente, un marco donde las palabras del maestro, José Martí, recobren toda su plenitud e importancia: “… Dígase hombre y se habrán dicho todos sus derechos….”
Muchas gracias.
Ha muerto Eliseo Alberto el autor de uno de los libros que más ha influido en mi vida -”Informe contra mi mismo”- donde reflejó como nadie los entresijos de la llamada realidad cubana. Eliseo murió exiliado en México dejándonos un interesante legado a los amantes de la literatura. Sus novelas y sus poesías constituyen una valiosa joya del tesoro nacional cubano. Gracias a su obra, con su muerte alcanzará el sitio reservado a los inmortales.
Adios y gracias Eliseo.
Columnas de diamantes son mis pensamientos
génesis de mis acciones y gobierno de mi verbo.
Columnas que sostienen las tesis por las que muero
Pilares de mis doctrinas, guías de mi universo.
Diamante por transparente: ni miente ni es perverso
Diamante por su valía, columnas por llevar el peso,
el peso de la bondad, lo humano, lo justo y lo honesto.
Diamante que no está en venta, no vendo mis pensamientos
ni sirvo de coro a nadie, por alto que sea su puesto.
Diamante que es la guía, la guía de mi universo.
Podrás tener tesoros, panfletos y coros hueros
pero diamante de vida, diamante de pensamiento
trasparente como el agua, fuerte como el acero,
eso a ti no te pega, a ti te pega el dinero.
César Menéndez Pryce
Madrid, 11 de junio de 2011.
19:15 hrs
Si yo fuera Zapatero no hubiera renunciado a la reelección en 2012. Iría como los mártires a ofrendar mi suerte asumiendo ante las urnas las consecuencias de mi carrera política. La percepción que deja es de abandono en un momento delicado para el país -en plena crisis-. Cuando anunció que no iría por su tercer mandato, en su cara se dibujó el alivio de aquel que deja un peso con el que jamás pudo y su mirada era la del personaje impotente que realizó múltiples tareas y él mismo o la realidad se encargaron de deshacer, cual condena de Sísifo. El cheque bebé, el plan de dependencia, la retirada de las tropas de los conflictos internacionales, el pleno empleo y la derrota de ETA quedaron en el mismo punto donde las encontró. El estado del bienestar se encuentra aún más lejos que cuando llegó al poder y de herencia deja muchas prohibiciones, muchas para mi gusto, muchas para vivir en una sociedad libre. Tan libre es esta sociedad que los hombres se pueden casar con hombres y las niñas pueden abortar a partir de los 16 años, por citar algunas de sus conquistas.
Zapatero se retira dado un paso hacia la derecha, dejando sin argumentos a las personas honestas de su partido. La abundancia heredada del anterior gobierno, la regaló demagógicamente hasta agotarla ¿tal vez, pensó con eso comprar votos? Pero cuando los bancos nos llevaron a la bancarrota, por cambiar las reglas del juego a mitad de la partida, el poder ejecutivo no los llamó a contar, y por contrario, les inundó los bolsillos de dinero público, mientras tanto, los medios fanfarroneaban sobre los millones y millones de beneficios de las entidades financieras, las fastuosas primas que cobran sus ejecutivos, sus gigantescas nóminas, sus millonarias primas y jubilaciones. Zapatero aplaudió y aplaudió a quienes le devoraban día a día. Desde mi punto de vista al Zapatero le faltó ser consecuente con su formación, con sus principios y con su abuelo. Las cosas se llaman por sus nombres, porque ningún eufemismo entusiasta nos iba a sacar de esta profunda crisis. Esos millones de personas desamparadas que viven al borde de la miseria merecieron más de su presidente.
El poder que emana del pueblo es, sobre todas las cosas, para defender a este de los peligros que constantemente le acechan. Zapatero no le paró los pies a los poderosos, por el contrario, humilló a los humildes y se los sirvió en bandeja de plata: jubilación a los 67, versus pagas vitalicias para los ex presidentes, compatibilidad a ocupar grandes cargos en las mayores entidades económicas del país; salarios mil euristas para todos los que tienen la suerte de trabajar, versus contratos blindados y millonarios para los ejecutivos de la banca y empresas fuertes de la nación. Se le pide austeridad al pequeño para salir de esta crisis, pero a nadie se le explica quien nos metió en ella y por qué no pagan los responsables.
Zapatero no tocó las leyes que podían allanar el camino político de esta sociedad. Se sintió bien con la presente ley electoral, manchada por su archiconocida falta de democracia. Sin embargo, tocó leyes no importantes: lo referente a la cohesión nacional y debatió durante no sé que tiempo sobre las nacionalidades dentro de España y otras banalidades menos urgentes.
Si el presi pensaba que ocho años es el tiempo máximo que debe pasar un presidente del gobierno en el poder, entonces lo coherente sería tratar de promover la limitación de la duración a dos mandatos del poder ejecutivo por ley, pudo legislar que los partidos y las principales organizaciones nacionales tuvieran que convocar elecciones primarias cada cuatro años, para darle la oportunidad a los miembros de esas organizaciones de ejercer la verdadera democracia, democracia que se trasladaría a todos los rincones de esta sociedad. Zapatero pudo proponer el fin de las listas de los partidos y no lo hizo, pudo tratar de igualar los votos de todos los españoles, independientemente de la comunidad donde habiten y no lo hizo. Zapatero no abonó la democracia, le faltó estatura política y miras de estadista. Zapatero no quiso entrar en la historia por la puerta grande y se conformó con alejarse del pueblo como los demás políticos.
Zapatero deja casi 5 millones de parados, compartiendo país con políticos corruptos de toda calaña y color, banqueros super millonarios, prensa plegada a las prebendas de los grupos de poder que la sustentan. Zapatero en ocho años ha cerrado todos los mecanismos defensivos y correctores de las masas. Pero ya la pasada semana los jóvenes se manifestaron mostrando el legado del aún presidente del gobierno:
Juventud sin futuro
sin casa
sin curro
sin pensión
sin miedo
Zapatero se va invicto dejando tras de si un reguero de almas vagando a quienes no le da la oportunidad de descansar en paz, juzgándole con su voto en las urnas. Pero estas almas no están muertas, simplemente aún callan.